“La Palabra era la luz verdadera”
Jn. 1. 9
Sólo la luz del Señor nos ilumine,
su amor nos abra los velos.
En su contemplación nos muestre la verdad,
con su palabra encienda nuestras raíces.
La oscuridad se desvanezca y muera
frente a la aurora del ser,
las tinieblas se disipen lentamente
en la experiencia viva del existir.
Sólo Tu luz, Señor, nos ilumine
cuando se apague el brillo engañoso del sol.
Sólo Tu luz, Señor, eterna y única
cuando los pájaros ya no se fatiguen.
Sólo Tu luz, Señor, nos envuelva
cuando el silencio y la soledad nos circunden.
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