Y yo seguí la recta
que me fueron marcando
desde el momento mismo
en que mis ojos vieron.
Y fue un camino largo
tan lleno de ilusiones,
de búsqueda incesante,
de proyectos y metas.
El futuro se abría
en aquel abanico
donde todo asomaba
abarcable y posible.
Han pasado los años
y entonces comprendí
que la recta era curva
que el camino, sinuoso,
que el éxito, utopía,
que sólo lo posible,
tal vez, algo pequeño
me estaba destinado,
Que el sendero de oro
era falso reflejo,
que esta vida pequeña
ha sido un gran regalo.
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