I
Es un monstruo perverso,
es la gran engañadora,
porque mata a los jóvenes
y destruye a los niños,
porque aniquila el futuro,
porque no tiene fin
y al final nadie gana.
Va cambiando de lugar
pero siempre es la misma.
Es la hija del mal,
es la traidora,
la que nunca se sacia.
II
El que hace la guerra
demuestra su gran debilidad,
su falta de amor por los demás,
su mezquino interés
y su soberbia,
su codicia insaciable,
su incapacidad
para el perdón.
Sólo escucha la voz
del mal,
que le da la razón
o las razones
para continuar con
su autoengaño.
III
Los grandes líderes,
los señores del poder,
los que se creen importantes,
los que se sienten
con derechos absolutos,
los grandes hipócritas,
los que niegan la realidad,
los que se inventan
su propia verdad,
los que avasallan al otro,
los que luchan con las armas,
los que negocian con las muerte,
los insensibles gobernantes,
declaran las guerras
y mandan a matar
y se creen impunes.
Ellos no ven correr la sangre
de sus hijos,
ellos no ven los cuerpos
destrozados,
ellos no oyen los gritos
de dolor.
Son los fríos artífices,
de la gran destrucción.
Los que asesinan el futuro.
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