“Que nadie traicione a la
mujer de su juventud”
Malaquías 3,15
Cuando pasan los años
y flaquean las fuerzas
y la memoria es lenta
y el paso es inseguro
y el cuerpo se ha gastado
aún queda aquella alma
juvenil y amorosa
que tejió los proyectos
junto a su enamorado.
Una mirada cómplice
un tomarse las manos
una dulce caricia
en el rostro arrugado
un brazo que es apoyo
un paso acompasado
un “te quiero” amoroso
un estar a su lado.
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