Tú llegaste, Señor, hasta nosotros
para ser uno más entre los pobres,
te escondiste, oh Jesús, en un pesebre
para enseñarnos la verdad de Dios.
No buscaste el honor ni los prestigios,
crecías con prudencia y con silencio.
Con gran sabiduría y humildad
esperaste tu tiempo de misión.
No quisiste servirte de los otros,
venías a salvar a los hermanos
en una cruz, dolido, abandonado,
sin condenar la mano que te hirió.
Tú buscaste sanar a los caídos,
guiar al peregrino de esta tierra
y redimir al pecador perdido
en un mundo que gime de dolor.
Y nos dejaste tu mensaje santo
hacernos servidores del amor
el amarnos los unos a los otros
para resucitar en Ti, Señor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario