Traté de andar el camino
con equipaje liviano,
a veces me distraía
y la bolsa iba llenando.
¡Y cuánto pesaba el bulto
si tenía que arrastrarlo!
Manos libres, pies ligeros,
las cosas iba dejando
pero a veces confundida
me aferraba a lo pasado
y no quería dejar
los recuerdos olvidados
y rumiaba las desdichas
de aquellos tiempos de antaño.
La memoria me pesaba
y yo apretaba las manos
para atrapar los rencores
y no quería soltarlos,
hasta que me daba cuenta
de que me estaba enfermando
y buscaba en el perdón
la forma de remediarlo.
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