Jn. 1. 1, 9
Tu Palabra, Señor, es Vida,
ilumina la senda del peregrino,
orienta en las encrucijadas,
consuela en las noches oscuras,
reconforta el alma del débil,
llena de gozo al humilde,
es confusión para el soberbio y el vanidoso.
Tu Palabra, Señor, es un torrente,
es fuente de agua viva,
ella fluye con la fuerza del Espíritu
y su caudal es infinito,
alimenta la fe de las criaturas,
su curso no conoce de sequías,
es cristalina como el manantial.
Tu Palabra, Señor, es Esperanza,
ella nos abre las puertas
para que no vivamos en tinieblas,
nos muestra la Verdad,
nos sostiene en momentos de angustia,
no permite que triunfe la desesperación,
es fuente de Amor, es el Amor hecho Palabra.
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